lunes, 28 de abril de 2014

Novel·la Gràfica "Sansamba" Basada en fets reals

Compartim i en fem difusió d'aquest fantàstic projecte "Sansamba" una Novel·la Gràfica molt especial, realitzada per dues autores catalanes:


Isabel Franc
Susanna Martín
Isabel Franc (Una cómica de la Pluma) i  Susanna Martín dibuixant, editat per Norma Editorial. Basada en fets reals, aquesta novel·la presenta dos mons totalment diferents i no per aquest motiu llunyans, o desconnectats, ans al contrari.. Aquesta entranyable història es presentarà al Saló del Comic de Barcelona el proper 15 de Maig, on podreu conversar amb les autores i saber més...  

Una part dels beneficis de les vendes d'aquest còmic van destinats a la ong Latitud Zero 

Aquí teniu el Book Trailer



Sansamba Book Trailer from Isabel Franc on Vimeo.

viernes, 25 de abril de 2014

La Cita de hoy ...#MariaAurèliaCapmany



Maria Aurèlia Capmany
Referencias en Femenino:
Hoy es un buen día para recordar a Maria Aurèlia Capmany...

“Hoy, en el momento en el que las mujeres se liberan, aunque muy lentamente, de tantas inhibiciones y de tantas presiones ajenas, se encuentran con que tienen que emprender de nuevo la lucha contra el intento de reducirlas a feminidad. Un intento tan bien orquestado por los dogmas y las leyes, las costumbres y los medios de comunicación de masas. Cada vez más, la mujer deberá liberarse de la caricatura de sí misma que le ofrecen.”

¿Te sigue inspirando...? 

martes, 15 de abril de 2014

II Social Startup Meeting Universitat de Barcelona

La crisis de los cuidados: ¿la “otra” crisis?

Dolors Comas d'Argemir 

Article de Dolors Comas d'Argemir, Antropóloga social. Catedrática de la Universidad Rovira i Virgili, publiat a El diario.es

El cuidado es un gran devorador de tiempo pero no le damos importancia e ignoramos su valor.

El cuidado es esencial para el mantenimiento de la vida y la reproducción social y, por tanto, no es nada marginal. No hay sistema productivo ni sociedad alguna que pueda existir sin que se reproduzca la vida y se sostenga. Las personas enferman, envejecen, se lesionan, mueren y, antes, han de nacer. Todo ello requiere de la satisfacción de las necesidades diarias, como alimento, ropa, cobijo, asistencia en caso de enfermedad o dependencia, y también requiere el reemplazo: la procreación. Las actividades de cuidado se efectúan mayoritariamente en la familia, se hacen por afecto o por obligación moral, o por las dos cosas a la vez. Forman parte de la “economía del afecto”, y utilizo este término en un doble sentido: porque tienen valor económico (lo que queda de manifiesto cuando las realiza el mercado o el Estado) y también porque economizan gasto público cuando es la familia quien las hace.
Las mujeres son quienes cuidan mayoritariamente. A sus propios hijos y a los de otra gente y a familiares enfermos o dependientes. Y ellas son las cuidadoras principales contratadas en empresas privadas, en servicios públicos y en hogares.
Como ya señaló hace años María Ángeles Durán, el cuidado es un gran devorador de tiempo y, sin embargo, no le damos importancia e ignoramos su valor. Las Cuentas Satélites han permitido sacar a la luz y asignar valor al tiempo dedicado a actividades no remuneradas que son esenciales para el bienestar colectivo y que no se tienen en cuenta en las contabilidades nacionales. Pero como señala Máriam Martínez-Bascuñan en este mismo espacio, el tiempo dedicado al cuidado por parte de las mujeres limita sus oportunidades y hace que sean desposeídas de éstas. Y el gráfico elaborado por Berta Baquer resulta muy ilustrativo al respecto: el cuidado se queda en casa y tiene nombre de mujer.
El grado de implicación de los Estados en la provisión de cuidados y de bienestar repercute muy especialmente en las mujeres. En el caso de España las políticas sociales han tenido escaso desarrollo en comparación con otros países europeos y las políticas más relacionadas con los cuidados se han asentado en el familismo y en el trabajo de las mujeres y no han modificado los patrones de género. Esto es especialmente visible con el desmantelamiento de la Ley de Dependencia, que supone una reprivatización del cuidado en los hogares, una precarización de las cuidadoras familiares y una nueva carga para las familias y las mujeres.

La crisis de los cuidados se produce por la transformación de las estructuras tradicionales en que se basaban los cuidados asentadas en el papel atribuido a las mujeres en el hogar. Estalla y se hace visible cuando convergen la presencia masiva de mujeres en el mercado de trabajo y el incremento de las situaciones de dependencia vinculadas a la vejez y a la discapacidad. La respuesta de los hogares a las tensiones generadas por la presión de cuidar ha sido la externalización de los cuidados, que pasan a inscribirse en los circuitos de la globalización debido a la contratación generalizada de cuidadoras extranjeras.
La baja natalidad es una expresión de la crisis de los cuidados pues no sólo se debe a cambios culturales, sino también a la dificultad de las mujeres de hacer compatibles su maternidad con las actividades laborales, sociales y políticas. Pero así como las técnicas de control de la natalidad permiten aplazar la maternidad y restringir el número de hijos, la necesidad de cuidados de larga duración no es programable y resulta siempre sobrevenida en las familias. Hay que tener en cuenta que las situaciones de dependencia vinculadas a la edad o a la discapacidad han aumentado mucho en España por las propias tendencias demográficas. La población mayor de 80 años, que en 1991 era de 1.147.868 personas, asciende en el 2011 a 2.456.906, más del doble en sólo veinte años. Con este “envejecimiento del envejecimiento” aumenta la probabilidad de situaciones de dependencia y el cuidado de las mismas deviene un problema de primera magnitud.
La crisis de los cuidados exacerba las desigualdades sociales. Genera lo que Shellee Colen llamó una ‘reproducción estratificada’. Las tareas de reproducción física y social se asientan en jerarquías de clase, raza, etnicidad y género, y se sitúan en una economía global y en contextos migratorios. La mercantilización del trabajo reproductivo se traduce en que las mujeres de clase media y alta contratan cuidadoras para sus hijos o ancianos, aunque a veces recurran también al apoyo familiar, como es el caso de los abuelos y abuelas que se ocupan de sus nietos. Y lo hacen porque no pueden asumir directamente el cuidado, ante la práctica ausencia del apoyo del estado, falta de compromiso de los hombres y altos precios de los servicios ofrecidos por empresas.
La reproducción estratificada produce ella misma estratificación, al intensificar las desigualdades en que se basa. Los sectores más vulnerables experimentan una doble crisis de cuidados, pues las situaciones de dependencia se concentran especialmente en los hogares con rentas más bajas y éstas, ante la escasez de servicios públicos, han de resolver los cuidados con el propio trabajo familiar. Esta inequidad social se traduce también en los costes de oportunidad de las cuidadoras: incompatibilidad laboral, probabilidad de perder el empleo, efectos sobre la propia salud y efectos sobre la vida afectiva y relacional. Las mujeres inmigradas, además, se ven forzadas a dejar a sus hijos al cuidado de familiares en su país mientras ellas cuidan a otros. Las políticas públicas han influido en esta desigualdad, tanto a través de las regulaciones de extranjería como por el tipo de régimen laboral de las empleadas domésticas, que es muy precario, y propicia que este sector se ocupe con inmigrados.
El avance de las políticas neoliberales comporta una reconfiguración de las relaciones entre producción y reproducción. Por un lado, se están aplicando medidas de austeridad como una forma de paliar la crisis económica y financiera, pero también como una forma de controlar la acumulación de capital. Y, por otro lado, se reordena la reproducción social, reduciendo los servicios aportados por el estado y transfiriéndolos a la familia.  En España esto se refleja no sólo en los recortes del gasto público sino también en la naturaleza de unas políticas que optan por la expansión del mercado frente a la responsabilidad pública. En resumen, en un momento en que el empleo es menos estable y más precario y en que las familias son más variadas se generan nuevas contradicciones, más presión sobre las mujeres y nuevas formas de expresión de la crisis de los cuidados. 
Frente a la hegemonía que se otorga al mercado, reconocer la importancia del cuidado y de la reproducción social no sólo tiene una dimensión académica, sino también política. Una redistribución más justa del cuidado implica romper la amistad peligrosa con el mercado, establecer una nueva alianza con la protección social, fortalecer las redes de apoyo comunitarias y conseguir una participación equitativa de mujeres y hombres en el cuidado.

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miércoles, 2 de abril de 2014

#Feminismes, ara?

Dolors Renau 

Article de Dolors Renau, publicat a El Punt Avui 
Potser no ho diu en veu alta, però hi ha qui es pregunta si ara és el moment de fer cas de les protestes i provocacions de les dones. Justament ara, quan molts drets humans fonamentals (treball, habitatge, sanitat i educació decent per a tots) estan en risc de convertir-se en luxes d'uns pocs, d'uns quants privilegiats. Ara, quan les conseqüències del neoliberalisme més salvatge generen tant patiment, no valdria més ocupar-se dels problemes generals? I és que encara costa percebre la profunda simbiosi existent entre les polítiques generals i les que afecten directament i de forma especial les dones; entre l'acompliment dels drets humans universals i els d'elles, la meitat de la població. Drets que han aconseguit amb molt més retard, després d'anys de lluites pacífiques i que resten tan vulnerables en situacions de crisi, precarietat i violència. I és que, malgrat els avenços, persisteix una estesa i obscura creença que la seva diferència (innegable des del punt de vista físic i del de la seva història col·lectiva) les ha fet menys plenament humanes; és a dir, mancades dels trets que els models patriarcals imperants han considerat prioritaris per definir el que és i no és la plena humanitat.
La històrica divisió de tasques a complir segons el sexe ha propiciat l'ús i abús de poder arreu sobre les dones, així com d'uns éssers humans sobre d'altres justificant-ho en la “diferència”. Des d'aquest prejudici enquistat en el més fons de la vida col·lectiva, la diferència no és mai neutral, està sempre jerarquitzada. I cal preguntar-se respecte a qui, i en què s'és diferent. Respecte a quin model consagrat. El que ha omplert la història publicada tant de figures heroiques com destructives? De grans pensadors com de sublims artistes com de megalòmans assassins de pobles sencers? D'una cultura que ha normalitzat, és a dir, naturalitzat la violència i que ha hipertrofiat els trets més competitius, entre els quals els iguals? Una violència que s'exerceix contra els propis barons també i que els obliga, al llarg del seu aprenentatge, a negar-se molts aspectes humans que els portarien a ser un pèl més feliços.
Mentrestant, l'històric, obligat, silenci públic de les dones ha deixat al marge de la vida pública aquelles qualitats humanes que elles han desenvolupat entre quatre parets, en la infraestructura de la vida. La capacitat d'empatia, l'ètica de la cura, el valor de la quotidianitat tenen poc a veure amb el discurs de xifres, estratègies i lluites del discurs públic i polític, que és seguit, malauradament, per moltes de les dones que accedeixen a llocs de responsabilitat i actuen de forma similar a la dels que les envolten. I és que hi ha tota una nova subjectivitat femenina, personal i política encara per construir. Cal que allò diferent, que veu el món amb una mirada nova, procedent dels marges, construeixi un discurs potent en l'aspecte públic que prioritzi qualitats humanes silenciades que serveixin per construir un món més ajustat al benestar de les persones. Procedent dels marges poden expandir-se i revitalitzar-se els drets humans que proclamen la igualtat en la diferència, mes enllà del sexe, del color de la pell, del país de naixement, de l'orientació sexual, etc. Els feminismes criden contra la discriminació específica i la dels altres humans marginats. Fan progressar l'acceptació de l'altre. I d'aquelles qualitats silenciades, plenament humanes, que han permès sobreviure i prendre cura mentre enforteixen i lluiten pels drets humans universals.
Els feminismes ho hauran de fer amb aquells homes i col·lectius, sortosament cada cop més, que rebutgen els models únics, violents i depredadors que neguen als diferents els mateixos drets, que perpetuen el sofriment humà i empobreixen la vida personal, social i política.
Doncs sí: feminismes, ara.